El CESO en los medios

Por Andrés Asiain, Nicolás Hernán Zeolla y Diego Urman
Una de las banderas económicas de campaña de los principales candidatos presidenciables de la oposición ha sido el levantamiento de las regulaciones a la compra de divisas. “A partir del 25 de octubre de 2015, la Argentina en 100 días va a estar sin cepo cambiario”, prometió el candidato del Frente Renovador, Sergio Massa (Clarín, 14/10/14). “Si soy presidente, el 11 de diciembre se termina el cepo”, replicó el candidato de la Alianza UCRPRO, Mauricio Macri (El Cronista Comercial, 17/03/15). Sin embargo, desde la firma del swap con China que las restricciones a la compra de dólares “ahorro” ya se han venido relajando con el objetivo alimentar la oferta de dólares en las cuevas y presionar a la baja el dólar ilegal. Según información de AFIP desde enero de 2014 se registraron un total de 7.525.450 operaciones y se llevan vendidos 4.865 millones de dólares en concepto de “dólar ahorro”. Esas operaciones se intensificaron a partir de septiembre de 2014, cuando la compra de “dólares ahorro” contabilizó unas 678 mil operaciones por mes, con montos cercanos a los 655 dólares promedio en cada operación.
Esta política benefició directamente a los pequeños ahorristas porque pudieron acceder a dólares oficiales adquiridos en los banco. Entonces, si el “cepo cambiario” a la clase media se ha venido aflojando, ¿a quién se dirigen las promesas opositoras por su levantamiento? [...]
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Por Andrés Asiain
La teoría de los fondos prestables señala que el ahorro constituye la base que financia las inversiones en una economía. Así, los inversores deben competir entre ellos por hacerse de esos fondos para poder realizar sus planes de negocios. De esa competencia por la utilización del ahorro social, se determina la tasa de interés que refleja por un lado el rendimiento de las inversiones y, por el otro, el premio a los ahorristas por abstenerse de consumir sus ingresos. Por su parte, una política monetaria expansiva sólo impulsará, en el mediano plazo, el nivel de general de los precios y la tasa de interés nominal, pero no tendrá influencia sobre el valor real de las inversiones, los ahorros y la tasa de interés que dependen de políticas que estimulen el ahorro o la productividad.
Frente a esa concepción, la heterodoxia señala que las inversiones no requieren de un ahorro previo, sino la existencia de oportunidades de negocios y de acceso al crédito para poder realizarlos. El ahorro social no es una condición previa para realizar inversiones sino su consecuencia, ya que las mismas ponen en actividad recursos productivos desempleados u ocupados en tareas de menor productividad, generando una nueva fuente de ingresos sobre la que se ahorra. Por ejemplo, si un empresario accede a un crédito para construir una fábrica, demandará materiales, maquinarias y mano de obra, incrementando el volumen de producción, empleo e ingresos de las empresas proveedoras. Sobre esos ingresos (diseminados a lo largo de diversos rubros económicos de acuerdo a los sucesivos gastos que desencadena), se genera el ahorro social equivalente a la inversión realizada. [...]
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Por Andrés Asiain
En una nota de Noah Smith titulada “Argentina: excelentes economistas, pésima economía” (Bloombergview, 04/08/2015), se menciona el éxito profesional de una serie de argentinos en el mundo académico norteamericano vinculado al estudio de las finanzas. Esa exitosa performance individual de nuestros economistas se contrapondría con el desempeño de la economía en Argentina: “Posiblemente el único país donde las malas políticas macroeconómicas condujeron a una declinación de largo plazo”. La mentada declinación se sostiene señalando que a comienzos del siglo pasado nuestro Producto por habitante era cercano al de las grandes potencias, siendo en el presente bastante más lejano. A ello se agrega una serie de gráficos que muestran la inflación y crisis económicas de las últimas décadas.
De acuerdo al economista norteamericano, el talento de los nuestros no ha podido ser aprovechado para torcer ese “desastroso” rumbo económico por carecer de “una oportunidad” en la tumultuosa vida política y social del país. Los economistas no son buenos para la “comprensión de los vaivenes de la política” y los “movimientos de masas”, y las “mejores políticas macroeconómicas no son buenas si dependen de las peores personas para ponerlas en práctica”. De ahí que un país con instituciones estables como los Estados Unidos haya podido aprovechar un talento argentino que no fue “capaz de curar los problemas de la Argentina”. [...]
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