El CESO en los medios

02/11/2015 - 12:33
 
A poco de conocerse los resultados de la última elección, los mercados dieron señales de cuál es su candidato. Subas de acciones (especialmente de energéticas y bancos) y bonos en la bolsa local y de Nueva York, dieron la pauta de que para quienes operan esos papeles, la posibilidad de que Mauricio Macri alcance la presidencia es vista con entusiasmo. Esos hechos parecen reconfirmar la presentación del PRO al embajador de los Estados Unidos hecha por el propio Macri en 2006: “Somos el primer partido pro mercado y pro negocios en cerca de 80 años de historia argentina” (Argenleaks de Santiago O’Donnell).
 
Sin embargo, bajo el mote de los “mercados” se esconden intereses muy diversos, y los que festejaron por el ballottage representan negocios bastante específicos. La suba de las energéticas refleja la expectativa de que en una posible gestión Macri, la política de regulación tarifaria del sector se termine. Es decir, se recompondría la rentabilidad de las empresas energéticas vía un brusco ajuste de tarifas, dando por finalizada la política de subsidios. Por el lado de los bonos, la suba refleja la expectativa de que con en un eventual gobierno PRO, se llegue a un rápido acuerdo con los fondos buitre que facilite la compra de valores argentinos por inversores extranjeros institucionales con la consiguiente alza en sus cotizaciones. El incremento de las acciones de los bancos es un reflejo de las mencionadas expectativas de suba de bonos (de los que son sus principales tenedores), más un regreso al endeudamiento internacional con todos los negocios asociados para el sector en materia de comisiones. [...] 
 
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27/10/2015 - 21:25

Por Juan Cruz Contreras


El neoliberalismo realizó desde principios de los ’70 enormes transformaciones sobre las conquistas e instituciones de la “sociedad salarial”. Las formas de producción y las pautas de consumo hegemónicas luego de la posguerra perdieron centralidad como ejes en torno de los cuales organizar la comunidad. Así, el trabajo perdió terreno frente a los avances del capital, que se reorganizó y relocalizó a escala mundial siguiendo la premisa de la maximización de las ganancias en el menor tiempo posible. Al avance del capital concentrado, las formas e intensidades de la participación estatal en la economía perdieron capacidad de proteger las conquistas y derechos de los trabajadores y sectores populares en general. [...]

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26/10/2015 - 02:26
En una reciente entrevista publicada por el diario La Nación, el economista Daniel Artana señaló que “después del 10 de diciembre llegará la oportunidad de volver a la normalidad económica”. De acuerdo con el economista de FIEL, el proceso económico de los últimos 13 años fue una “anormalidad que salió bien por un tiempo” pero “cuando la suerte se terminó, empezó a hacer crisis y el Estado empezó a manotear todo lo que podía”: reservas del BCRA, fondos de las AFJP y los “intentos de endeudamiento”. “Una vez que todo eso se agotó, tenemos que volver a ser un país normal en materia política económica”. Sobre su concepto de normalidad, el ex vice ministro de López Murphy brinda el siguiente indicio: “Acá hay que ponerle el cascabel al gato, ver qué vamos a hacer con este nivel de gasto público”.
 
El planteo de Artana es un claro ejemplo de la visión que muchos economistas ortodoxos tienen del proceso de ampliación de la demanda interna de los últimos trece años. Desde esa mirada, la expansión del gasto y el consumo deben basarse en un ingreso previo que lo financie. Ese ingreso estuvo dado, en un principio, por la apropiación de parte de la renta del elevado precio de las materias primas a través de las retenciones a la exportación. “Cuando la suerte se terminó” (bajaron los precios de las materias primas), se utilizaron los ahorros del país (“reservas del BCRA”), de los jubilados (“los fondos de las AFJP”), luego se intenta apelar al ahorro del resto del mundo (“los intentos de endeudamiento”) tras haber agotado el ahorro interno del sector privado (“se quemó también la capacidad de endeudarse domésticamente porque se corre el riesgo del desplazamiento del poco crédito al sector privado”).
 
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