PUJA DISTRIBUTIVA Y ACELERACIÓN DE LA INFLACIÓN
La puja distributiva iniciada desde la recuperación de la pandemia significó un nuevo avance de un sector muy reducido y concentrado de la economía mundial y nacional. Los récords de inflación durante 2021 en los países centrales y en varios países de la región estuvieron impulsados, primero, por los cuellos de botella en las cadenas de producción global, cambios en el comportamiento de la demanda y fuertes programas de estímulo que se tradujeron en una mejora de los márgenes de ganancia en la medida que los salarios no acompañaron al mismo ritmo de los precios. Argentina no fue la excepción a este proceso de mejora de la rentabilidad a escala global pero,a diferencia de otros países, arrastraba un fuerte deterioro en la distribución del ingreso de los dos años previos a la pandemia.
La mejora en la rentabilidad empresaria se dió, en una economía como la nuestra que ya tenía un nivel de inercia inflacionaria en torno al 50%, mediante una aceleración de las tasas de inflación que ganó en velocidad a los incrementos de los salarios. El hecho de que la inflación se acelere en un contexto de deterioro de la distribución del ingreso, quita fuerza a las teorías que buscan explicar los aumentos de precios por impulsos salariales, poder sindical, etc. En ese sentido, deja fuera de la cancha a quienes buscan romper el modelo sindical argentino y los derechos laborales con políticas de flexibilización laboral, justificándolas en el combate contra la inflación. En los últimos cuatro años, hemos anulado por completo la explicación de una mayor inflación por “los costos salariales” a fuerza aceleraciones en la tasa de aumentos de los precios que coincidieron con deterioros salariales e, incluso, con caídas del consumo y la demanda agregada.
En el segundo round inflacionario, desatado a partir del conflicto bélico en Ucrania, los precios relativos tuvieron un nuevo cambio brusco y eso significó una nueva transferencia de ingresos en contra de los salarios, esta vez, hacia los sectores primarios de alimentos, energía y minerales. Tampoco fuimos la excepción a este proceso mundial, con el agravante de los altos niveles de pobreza e indigencia como punto de partida que se arrastran desde el estallido del proceso de endeudamiento y especulación de la gestión Macri y la posterior pandemia (2018-2020).
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