Síntesis
- La mejora en los términos de rentabilidad de los productos primarios mediante la quita de restricciones y aranceles a la exportación y una liberación del tipo de cambio implica una dolarización de los insumos esenciales de las actividades transformadoras.
- El aumento del 1,6% del consumo per cápita de carne porcina durante 2019 con relación al año previo, no compensa la caída del 13,1% del de carne vacuna en el mismo período.
- Durante los primeros 43 meses de gestión de gobierno nacional (dic-15 a jun-19), los precios para la alimentación del ganado aumentaron 344%, la energía lo hizo 858% y los costos financieros 762%, mientras que el precio de venta del capón en pie varió a un ritmo inferior: +236%
- En la estructura de costos promedio de un emprendimiento de pequeña escala, el único componente que perdió significativa participación es el que corresponde a salarios y jornales, pasó del 9% al 4%. En la producción familiar este ítem es percibido como un ingreso en el actual contexto de márgenes de rentabilidad negativos, los ingresos no son suficientes para remunerar lo que correspondería al trabajo propio.
- Una cuestión relevante que incide negativamente en la negociación del precio de venta es la competencia desleal que representa para la producción porcina local, las importaciones desde Brasil por la utilización de promotores de crecimiento como la “Ractopamina”.
- Pese a producirse localmente, la dolarización de los principales insumos de la estructura de costos de la producción porcina conjuga un panorama complejo para la actividad dada la reciente devaluación del peso al cierre de esta edición, donde un dólar alcanzó a valer el equivalente a 61 pesos.
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