¿ACORDAR O NO ACORDAR? ESA ES LA CUESTIÓN - ENERO 2022
27/01/2022 - 12:15
Actividad - Precios e ingresos - Finanzas públicas - Finanzas y bancos - Balance cambiario - Sector externo - Anexo estadístico

¿ACORDAR O NO ACORDAR? ESA ES LA CUESTIÓN

A casi cuatro años de que Macri anunciara la vuelta de la Argentina a la tutela del Fondo Monetario Internacional, sigue siendo difícil dimensionar el tamaño del problema en el que nos metió. El Plan A de Macri y el FMI era ganar las elecciones y después profundizar una agenda neoliberal justificada internamente en las presiones externas del organismo. Pero el Plan B era condicionar a cualquier gobierno que viniera, al dejar vencimientos de deuda impagables que forzaban una renegociación. Detrás del FMI, están las potencias occidentales con EE.UU a la cabeza, y sus pretensiones políticas a cambio de aprobar la reestructuración de nuestra deuda con ese organismo, es la forma en que pueden incidir en nuestra política interna y externa. Esa herramienta de control sobre nuestra soberanía cobra un valor geopolítico mayor, dados los triunfos de diversos gobiernos populares no alineados a Washington en la mayor parte de los países de la región que posiblemente se extienda a Colombia y Brasil, en un contexto multipolar donde China y Rusia disputan con EEUU su influencia global.

Todavía no está definida cuál va a ser la posición del FdT con el FMI. La primera chance que apareció sobre la mesa fue la posibilidad de revisar jurídicamente la validez del crédito otorgado, tanto por la anomalía con que fue aprobado por el organismo como por su falta de legalidad interna. Recordemos que el monto del crédito, las condiciones en que se encontraba la economía argentina y el uso que se le dió a los recursos (financiar fuga de capitales), violaban las normas institucionales del propio FMI. En cuanto a su legalidad interna, la negociación con el FMI no había pasado por el Congreso como exige nuestra Constitución Nacional. Una estrategia que hubiera permitido ganar tiempo y endurecer la posición argentina, a la espera de que el FMI habilite una solución política extraordinaria a la reestructuración de un crédito que, por su volúmen e irregularidad institucional de orígen, constituía en sí un hecho extraordinario en la historia del organismo.

Sin explorar dicha posibilidad, se avanzó en conversaciones para reestructurar los pagos de 2022 y 2023 que resultaban impagables desde el mismo día de la firma del acuerdo. La esperanza de Alberto Fernández y su ministro Guzmán parecía descansar en que Biden apoyara  la consolidación de una socialdemocracia en nuestra región, en contraste a la estrategia golpista y de fomento a la ultraderecha que había tenido su antecesor, Trump. Una posibilidad que debía plasmarse en una reestructuración generosa, que no exigiera sacrificios fiscales imposibles y diera fondos frescos que no sólo alejaran el fantasma del default, sino que también reforzaran las reservas. Pero la realidad es que el FMI de Biden no fue tan generoso y fue cerrando una a una las alternativas que tenía la Argentina para aliviar la carga de ese crédito excepcional. [...]

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