El CESO en los medios

22/11/2016 - 11:45

[...] El diagnóstico y las perspectivas son bien distintos en el análisis de Andrés Asiain. “El endeudamiento externo responde a una necesidad de financiar el déficit de cuenta corriente estructural de toda la economía argentina, donde las cuentas comerciales apenas si consiguen equilibrarse y no alcanza para pagar los intereses de la deuda ni la remisión de utilidades de las multinacionales”, dice a Apro el economista que dirige el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

“Este déficit de cuenta se financia utilizando entre otras cosas al Estado, a través de su endeudamiento en dólares”, sostiene. “Por eso la deuda está tanto en el periodo de ajuste como de expansión del gasto público, porque lo que están financiando es en realidad el déficit que hay de cuenta corriente. Tanto en esta etapa de 2016 como en la que se proyecta en 2017”.

Asiain no cree que el proceso sea sustentable. Dos de cada tres dólares que hoy ingresan se utilizan para financiar el gasto corriente. “A fin de cuentas, cuando se tengan que pagar todas estas deudas, los dólares siempre van a salir del Banco Central, independientemente de que las tome el Estado nacional, las provincias o el sector privado”, afirma.

También critica que no se estén haciendo transformaciones estructurales para mejorar en el futuro el saldo comercial o el perfil de vencimientos de intereses o de reenvío de utilidades de las empresas. Ni tampoco las inversiones estratégicas que amplíen la capacidad de exportar o sustituir exportaciones y garanticen de este modo el repago de los créditos.

“Al contrario, hay un avance hacia una mayor apertura importadora, que estructuralmente puede terminar complicando la subsistencia de muchos sectores productivos. Los intereses van a crecer por el endeudamiento a futuro”, sostiene.

Igual que Castillo, tampoco Asiain percibe una crisis de deuda externa en el horizonte cercano. Afirma que el bajo nivel de endeudamiento actual otorga algunos años de gracia a un modelo insustentable.

Describe los recurrentes ciclos de endeudamiento en Argentina, a partir de una etapa inicial, en la que el Estado acumula reservas y estabiliza la inflación. Luego viene una etapa de capitales especulativos privados que genera cierta expansión de la actividad económica y del consumo.

A eso sigue una etapa de reflujo de capital privado, en la que el Estado vuelve a endeudarse, para evitar el desmoronamiento del esquema. Recién entonces llegan la crisis terminal de la economía, la imposibiidad de pagar y la explosión de la burbuja especulativa.

“Estamos en la primera etapa y todavía no sabemos si van a lograr estabilizar la inflación y el dólar”, dice Asiain.

“La dinámica que tenemos es la de un año de ajuste, creo que el año que viene van a tener que hacer un año de expansión, al calor de la contienda electoral. Si logran estabilizar la economía y generar un ciclo de endeudamiento es probable que avancen en políticas más estructurales, como los tratados de libre comercio, que sí pueden comprometer el futuro productivo del país –explica–. Y si sigue este proceso de endeudamiento, en cuatro o cinco años la situación va a ser explosiva, en materia de cuentas externas”. [...]

21/11/2016 - 00:28

[...] Hace varios años desde el CESO venimos señalando que la inflación argentina tiene componentes inerciales que frustran su estabilización mediante ajustes fiscales, reducciones del circulante o retrasos cambiarios. Sin embargo, enceguecidos por su oposición política al kirchnerismo, la mayor parte de los analistas cargaban sus dardos contra la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal. Ese argumento se sostenía contra toda evidencia empírica, dado que la inflación pegó el salto entre 2006 y 2008 cuando las cuentas públicas eran superavitarias. Hizo falta que ganara un candidato pro-establishment, implementará un programa ortodoxo y la inflación lejos de bajar se duplicara, para que los “economistas serios” comiencen a hablar de inercia inflacionaria. [...] 

17/11/2016 - 12:01

En septiembre, una familia de los sectores populares de Rosario necesitó 13.172 pesos para alimentarse. El dato surge de un informe realizado por el equipo de trabajo de la diputada nacional por Santa Fe, Lucila De Ponti (Peronismo para la Victoria), junto a la Regional Santa Fe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO). El indicador, que corresponde a la medición y seguimiento de una canasta de 37 alimentos, relevados en cuatro barrios periféricos de la ciudad, precisa que los sectores populares necesitan al menos 4117 pesos más para poder acceder a un consumo similar al de la clase media. El estudio realiza comparaciones con indicadores de relevancia, como los salarios de los trabajadores de la construcción, empleados de comercio y empleadas de casas particulares, a quienes no les alcanza para ser clase media. "La realidad nos indica que hay casi un tercio de la población rosarina que de acuerdo a sus ingresos ni siquiera llega a costear la canasta básica de alimentos", dijo De Ponti. [...]