
El nivel de actividad entró en una meseta desde la salida del cepo. Con el estancamiento de los salarios privados y disminución del crédito, se apagan los motores del crecimiento que sostuvieron la recuperación en 2024.
La intención del gobierno era que parte del vencimiento de las LEFIS se vuelquen como crédito al sector privado para sostener el nivel de actividad, bajo la idea de que “los bancos actúen como bancos”. Sin embargo, los bancos no lograron/no quisieron hacerlo; generando excedente de liquidez que aumentó la presión sobre el tipo de cambio y puso en duda por primera vez desde su implementación la sostenibilidad del esquema cambiario.
El “error no forzado” de las LEFIS no hizo más que exponer las debilidades del esquema cambiario actual. Contrariamente a lo que esboza el gobierno, el superávit fiscal no parece ser suficiente.
A mediano plazo, la necesidad de financiamiento externo para enfrentar vencimientos de deuda sigue siendo elevada. Los fundamentos de una economía con déficit en la cuenta corriente y tipo de cambio apreciado parecen ser una resistencia para bajar el riesgo país y volver a los mercados voluntarios de deuda.
La novedad, sin embargo, radica en que, bajo el actual régimen cambiario, la inflación ha estado sostenidamente por debajo de la devaluación, poniendo en duda la persistencia del histórico pass through en Argentina.
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